sábado, 20 de noviembre de 2010

las palabras de arena


En casa hay un reloj de arena enorme; no sé cómo llegó, si por herencia familiar, si alguien lo compró, o qué. Siempre me gustó mirarlo, aunque nunca supe que quería ver en él. Pero hoy creo haber encontrado lo que buscaba; entendí que las palabras son como la arena que está dentro del reloj. La arena es más que simple arena y ya; es tiempo. Las palabras son más que letras juntas y cuyo significado depende del contexto; son sentimientos, ideas, momentos.
Cuando la arena aprisionada comienza a caer, cada granito es un segundo, es un minuto, son horas y días.
Cuando se amontonan, son el tiempo muerto en estado cadavérico, son la representación del tiempo pasado. Llegado el momento de darlos vuelta, nos convertimos en semi dioses, porque borramos parte del pasado y creamos un tiempo nuevo pero que, a fin de cuentas, siempre tiene algo del ayer.
Con las palabras es exactamente igual. Cae una y  caen sentimientos, momentos. Cuando ya son demasiadas, se convierten en nuestro pasado muerto, depositado en la memoria en forma de recuerdo. Por último, al caer todas por completo, hay que darlas vuelta, eliminar su significado actual para suprimir lo que nos representa, pero abstrayendo a la palabra en sí. Sin embargo, siempre algo queda; por eso, hacemos palabras nuevas, pero   conteniendo algo de las viejas.
Por eso vivimos hoy, pero con algo del ayer.                                                                                                                                   

lunes, 8 de noviembre de 2010

Simplemente

Simple, lisa y llanamente, detesto el zoológico y la gente que va a él; no entiendo la gracia de ver un animal encerrado y tirarle comida. Juro que los pondría desnudos en una jaula todo un día, con gente pasando y pensando que están allí para divertirlos. Listo. Me desahogué.